martes, 6 de octubre de 2015

Hijos del mar de plásticos

Un reportaje realizado para mi TFG (Trabajo de Fin de Grado) para concluir los estudios de periodismo en la Universidad de Málaga. Se trata el tema de la identidad cultural de los hijos de inmigrantes del Poniente Almeriense, mostrando la diversidad cultural existente en la zona.


Hace 50 años que se implantaron lso primeros invernaderos en el Poniente Almeriense. Este modelo de agricultura se desarrolló bien en la comarca y ahora son alrededor de 30 mil hectáreas las que están cubiertas de plástico.
Debido a que la mano de obra era necesaria y el trabajo estaba garantizado, hace 25 años que comenzaron a llegar los primeros inmigrantes. Entonces, los autóctonos se encontraron con el reto de la integración de esas personas. Cabe destacar el papel fundamental que han tenido los colegios e institutos en esta función, para hacer que niños que ni siquiera hablaban el español pudieran sentirse como los demás, a pesar de sus diferencias culturales.
Pasado el tiempo, muchos de esos inmigrantes alcanzaron una situación económico-familiar estable y se afincaron en la zona. No cabe duda de que la identidad cultural de estas personas corresponde a la de sus países de origen pero, ¿y la de sus hijos? De dónde se sentirán unos niños que, criándose en España (independientemente si han nacido aquí o no), tienen unas costumbres en el ámbito doméstico que pertenecen al país de origen de su familia, conviven diariamente con la cultura española en los centros educativos y en la calle y, además, viven un gran intercambio cultural con amigos de multitud de nacionalidad.
En la actualidad, el Poniente Almeriense es un mosaico de culturas. Unas 108 nacionalidades conviven en la comarca. Además, desde asociaciones e instituciones se trabaja por el fomento de la multiculturalidad. Por ello, se pretende mostrar que la convivencia y el entendimiento entre culturas no debe ser un conflicto sino que debemos aprender de ello. Además se pone de manifiesto que nuestros vecinos extranjeros deben integrarse y no desintegrarse, es decir: saber convivir con nuestras costumbres (y nosotros con las suyas) pero sin perderlas (ni unas ni otras). Pero sobretodo hay que seguir luchando hasta que se haya comprendido bien de que la diversidad es riqueza y no una amenaza.

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